RADO, UN HOTEL QUE FUNCIONA COMO UN RELOJ SUIZO

"Hola, soy Ignacio Aragaki, huésped desde 2019 en el novedoso Hotel Rado. Lo que más me gustó del hotel, después de haberlo encontrado en Booking, es que todo era nuevo, limpio y siempre olía bien. Tenía una buena presentación, entre otras cosas"

El hotel se encuentra en la zona de La Quintanas, ideal para mí, que soy un viajero por trabajo. Está cerca de mi centro laboral y puedo llegar al centro de Trujillo a pie en 15 minutos. También tiene dos supermercados a 5 o 10 minutos a pie. Hay una capilla de adoración perpetua de 24 horas en la esquina, que parece ser la única en Trujillo. Especialmente, si eres católico, lo valorarás. Además, está situado frente a un parque donde crecen más de 30 especies de árboles, la mayoría con más de 40 o 50 años. Desde que te levantas, puedes escuchar el sonido de los pájaros y ver la frondosidad de los árboles si te toca una habitación frente al parque.

Hablando del hotel, en todos estos años, no ha disminuido la calidad de las habitaciones. De hecho, creo que la han mejorado. Siempre está todo impecable, desde las toallas hasta las sábanas, que están blancas e inmaculadas, y siempre huelen bien. Las habitaciones se mantienen nuevas, como si no hubieran pasado los años, y todo luce nuevo. Para los viajeros de negocios, tiene todo lo indispensable. Las habitaciones están decoradas de manera muy fina y selecta. Personalmente, valoro mucho la tabla de planchar y la plancha, sobre todo cuando vengo a dar algunas capacitaciones, ya que las camisas siempre se arrugan en la maleta.

En cuanto al trato, el Rado es inmejorable. Aunque es un hotel pequeño en comparación con otros grandes hoteles, ahí radica su encanto, ya que todos te llaman por tu nombre. Esto te obliga a aprender sus nombres en señal de reciprocidad, y te sientes como en casa. Muchas veces tengo que quedarme un mes completo, y prefiero venir al Rado en lugar de alquilar un departamento o habitación. Siempre te reciben con una sonrisa, y recuerdan tu nombre. En mis capacitaciones sobre operaciones de servicios, siempre los nombro como ejemplo de buen trato y ganchos emocionales.

El personal siempre está dispuesto a ayudarte y tiene la autoridad para resolver problemas. Por ejemplo, cuando estuve un poco enfermo, Fernanda, la persona anfitriona del mostrador, fue al grifo Primax y me consiguió una Inka Kola Zero de 500 ml, ya que en Trujillo no la venden. O cuando se me quemó el forro de la tabla de planchar, Junior del servicio de habitaciones vino a decirme que no me preocupara, que enseguida traería otra. No tienen que consultar con alguien más para resolverte un problema, lo cual dice mucho de la cultura de servicio del hotel. Incluso, el Jefe de reservas, Eduardo, en ausencia del mozo, se pone el uniforme y empieza a repartir los platos por las habitaciones. Realmente parece el dueño del hotel y tiene una mentalidad de propietario, algo que he visto hacer varias veces cuando hay problemas de personal.

En la época difícil del Covid-19, en 2020, me hospedé y en esa época viajaba en mi carro. Un día me fui de regreso a Lima a las 4 a.m., y cuando me iba, me dijeron: “Sr. Aragaki, su desayuno”. Me dieron una bolsa con unos sándwiches y unos jugos en caja. ¡Lo máximo! Eso es la cultura del Rado. Esto hace que el servicio del hotel sea memorable y espectacular.

Y si hablamos de emociones, este es un hotel de detalles, desde las plantas y las flores hasta los pequeños detalles como las galletitas o chocolates sobre la cama cuando llegas, acompañados de un deseo de buenas noches en la tarjeta de la gerente, Katia. Desde que llegas, tienes tu surtidor de agua con vasos, y si deseas alguna infusión, etc. Además, el Rado destaca por su innovación. Desde que llegué en 2019, el hotel ha mejorado significativamente. Primero, con su desayuno, que al principio era el clásico desayuno americano; luego, empezaron con el buffet. Con la llegada del Covid, empezaron a ofrecer desayuno en la habitación, y ahora el desayuno se ha convertido en un buffet espectacular, siempre fresco y limpio. Jamás he tenido algún problema con la calidad del desayuno. Incluso ahora, que tengo una dieta hipocalórica, le digo a las chicas que atienden, por favor, dos huevos pasados y un jugo de papaya sin azúcar, y me lo preparan especialmente. Son lo máximo.

Además, he notado que han innovado en la carta del restaurante, que ahora parece la de un hotel de 5 estrellas. Otra cosa que he visto pero aún no he probado es la construcción de su azotea para instalar un sauna.

En resumen, el manejo de marca es bastante sólido y está muy bien gestionado. Hoteles Rado, desde los uniformes hasta los detalles en las habitaciones y en las redes sociales, se nota que está bien cuidado.

Por todo lo expuesto, considero que este hotel funciona como un reloj suizo, con sus engranajes muy bien montados, una cultura de servicio muy fuerte, un liderazgo sólido de sus gerentes y un manejo cada vez mejor de las redes. Y todo esto con la mejor relación calidad-precio.

O soy un Radolovers.

Ignacio Aragaki

Huésped